Espacios no mixtos

Pronto será el día de la mujer y muchas asociaciones feministas están organizando la huelga del 8M. Se trata de una manifestación única y exclusiva para mujeres. Sorprendentemente, no he escuchado ningún comentario en contra. Sin embargo, han sido muchas las veces que me he encontrado con personas en contra de los eventos y espacios no mixtos (ya sean solo para mujeres, el colectivo LGTB, personas racializadas etc.).

Se tratan de espacios seguros para estas personas oprimidas. Un lugar donde saben con certeza que los demás integrantes son iguales y que van a ser entendidos y entendidas. Tal vez sea un poco difícil de imaginar para alguien que nunca ha sufrido una opresión, pero hay veces en las que una persona se siente más cómoda dentro de un entorno libre de aquellos que tienen privilegios por encima de ella. Esto no significa que los oprimidos odien o no quieran estar con sus opresores. No significa que los trans no quieran estar con los heteros, ni que los negros odien a los blancos. Es una forma de asegurar que los oprimidos no vayan a tener que escuchar comentarios o actitudes improcedentes.

Ahora bien, mucha gente piensa que un hombre que se acerca a una asociación feminista lo hace con la intención de deconstruirse y que no pretende reproducir esas actitudes machistas. Y sin embargo, muchos son los casos de hombres “feministas” o “aliados” que han acabado maltratando mujeres. La cuenta de Twitter @comumachas se ha encargado de crear un hilo exponiendo muchos de estos casos (https://twitter.com/comumachas/status/884428154667970560).

Otro argumento contra los espacios no mixtos es que estos mismos comentarios o actitudes los puede tener también una persona oprimida. Esto es más complicado de explicar, ya que entran en juego la semántica y, sobre todo, la pragmática del lenguaje. Habría que matizarlo, pero explicado de una manera básica, no es lo mismo ver cómo un gay hace un comentario poco afortunado o que lo haga un hetero. Es una cuestión de verticalidad. No se siente igual que lo diga una persona que sufre tu misma opinión o que lo haga alguien desde su posición privilegiada. De la misma forma, no te importa tanto que tu hermano o hermana te insulte, especialmente si es menor, pero cuando quien te insulta es tu padre o tu madre, la cosas cambian. Por eso tampoco es lo mismo la violencia de género (ejercida exclusivamente por el hombre hacia la mujer) y la violencia doméstica (ejercida por todos los géneros).

Por supuesto, nada impide que también haya asociaciones o eventos mixtos, donde los grupos privilegiados puedan formarse, hacerse conscientes de su posición superior y contribuir en lo que puedan a liberar a los oprimidos.

En definitiva, debemos reconocer la necesidad de los espacios seguros para que las mujeres, los LGTB, las personas racializadas y otros grupos puedan sentirse a gusto y cómodos, sin miedo a ser víctimas de su opresión. Los espacios seguros son un microcosmos en el que los oprimidos pueden fingir, por un momento, que viven libres.

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